domingo, 8 de mayo de 2011

ON-LINE

Nunca he sido una mujer excesivamente tecnológica, eso siempre lo he atribuido más al sexo masculino, con sus debidas excepciones claro, por lo que me bastaba con un simple móvil para llamadas, ocasionales sms, un mp4 para música, y un ordenador de esos casi del siglo xx desde el que a malas penas navegaba por la red. Más que sificiente para mis virtuales hábitos.
Irremediablemente arrastrada por la devoción, y solo unos meses después, mi vida se reconvierte, y se hace dependiente de montones de cables que me mantienen conectada incansablemente a la red. Todo en artilugios tecnológicos casi de última generación han pasado, como por arte de magia a formar parte de mis enseres diarios sin los que raramente podría vivir.

Sorpresas te dá la vida...

Reflexiones de una nóbel SOCIAL MEDIA.




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